El pasado 23 de marzo, y por segundo año consecutivo, parte de los miembros del equipo administrativo y docente de la Escuela de Postgrado y Formación Permanente comenzamos nuestra peregrinación hacia Santiago de Compostela. Esta vez, escogimos el camino francés para llegar a la ciudad de Santiago, comenzando el viernes a caminar desde Arzúa tras una reflexión inicial por parte de Miguel Ortega y nuestro Capellán, el Padre Jacobo, quienes nos ayudaron a poder entender la figura del peregrino y poder hacer reflexión con cada uno de los pasos que nos disponíamos a dar desde el silencio y la auto escucha y, posteriormente, desde el compartir con cada miembro de la Escuela que íbamos encontrando a nuestro paso, llegando después de casi 20 kilómetros a O’Pedrouzo, punto de partida en la segunda etapa.
El Sábado, partimos dirección Santiago de Compostela, un trayecto de 18 kilómetros donde con sacrificio, pudimos apreciar el maravilloso entorno que nos rodeaba pasando por el Monte del Gozo y teniendo así las primeras vistas de la Catedral del Santiago desde un lugar privilegiado.
Al llegar a Santiago y tras reunirnos de nuevo todos los caminantes y miembros de la Escuela, tuvimos la oportunidad que compartir nuestras reflexiones, conocer cuales habían sido nuestras expectativas y deseos durante la peregrinación o qué nos llevábamos de ella siendo esta también una ocasión de conocernos mejor entre compañeros, más allá de los pasillos o las aulas. Además, pudimos asistir a la misa del Peregrino en la Catedral de Santiago, lo cual siempre es una suerte y una oportunidad que pone el broche final al sacrificio que conlleva el camino y pudiendo así ofrecer al Apóstol Santiago nuestros deseos y esperanzas de este año.
Pero no todo iba a ser caminar…
Este año, hemos podido visitar de nuevo la Escuela Naval Militar de Marín y realizar un recorrido guiado por la algunas de las zonas más importantes de la misma, incluyendo uno de sus navíos. También hemos asistido a una visita guiada a la Colección Permanente del Museo, Pórtico de la Gloria y Espacio Maestro Mateo, en la Catedral de Santiago, pudiendo conocer así la historia y religión que alberga cada uno de los detalles que forman una de las Catedrales más importantes y relevantes del mundo.
Peregrinar en comunidad es sinónimo de conocer y conocernos, es tender una mano, ser apoyo y ánimo cuándo se necesita. Es compartir y valorar cada momento que, dentro o fuera del camino y sus etapas, hemos podido vivir juntos y hacernos aún más partícipes del equipo.